Economía soviética post Stalin: planificación regionalizada y reformas administrativas (1953-1967)
Stalin murió el 5 de Marzo de 1953, cuando la URSS se encontraba aplicando el quinto plan quinquenal, que había comenzado en 1951 y que duraría hasta 1955. Tras el fallecimiento del líder, en la URSS se produce notables incertidumbres en cuanto cual iba a ser la dirección del partido comunista y cómo iba a evolucionar la economía soviética. Esta década estaba marcada por la intensa disputa entre los dos ejes mundiales, donde se inició una carrera armamentística sin precedentes entre la URSS y EEUU, que se extendería hasta las siguientes décadas.
La finalización del quinto plan quinquenal (1951-1955) acabó con una realización extraordinaria del 103%. Este se centraba en la elevación de la producción industrial en un 70%, con un crecimiento anual del 12% para la metalurgia, la industria petrolera y eléctrica, y de un 11% para bienes de consumo. Sin embargo, al igual que pasó en el anterior plan, no se cumplieron las expectativas de crecimiento ni en la industria de bienes de consumo ni en la agricultura, fruto en este caso de la Guerra de Corea y el embargo, que disminuyeron la entrada de materias primas y capitales. Por ello, en 1952 el plan es modificado para acelerar y mejorar el desarrollo de las industrias de bienes de consumo.
Tras la finalización del quinto plan quinquenal, en 1956 tiene lugar el XX Congreso del PCUS, en el que el secretario del partido, N. Jruschov, nombrado después del fallecimiento de Stalin, denuncia la política de terror llevada a cabo por Stalin y censura el culto a la personalidad.
Fuente: Nikita Jruschov hablando en el XX congreso del PCUS |
En este nuevo periodo, se abrió una nueva fase de desestalinización dirigida por éste, que consistió en desarrollar una economía de carácter más liberalizadora, marcada por la desburocratización y la regionalización de las decisiones y actividades industriales en beneficio de las distintas repúblicas federadas. Cambiaron el sistema anterior de gestión centralizada por una regionalización que comprendió 105 zonas económicas administrativas. A pesar de estos cambios, no se renunció a los principios planificadores soviéticos.
En el ámbito laboral, la evolución económica del país permite satisfacer ciertas reivindicaciones de la población, dándose mayor importancia a los bienes de consumo que a la potencia de la industria pesada. La jornada de trabajo se reduce y normaliza a 7 horas diarias, se elevan en un 33% los salarios más bajos, se acelera la construcción de viviendas y redes de centros escolares, además de reorganizarse el sistema de pensiones.
En el medio rural se implantan medidas para elevar el nivel de vida a través de la reducción de impuestos sobre la renta y la subida de los precios en los productos que los koljoses (granja colectiva) deben entregar de manera obligatoria al Estado.
Todas estas reformas implicaron transformaciones en la estructura económica. Los comités sindicales en las empresas elegidos por los trabajadores ganan poder y adquieren la capacidad de exponer su criterio en la elección de directivos. Además, ningún trabajador puede ser despedido sin el visto bueno de los sindicatos. En este sentido se extienden las asambleas periódicas en el seno de las empresas donde los obreros ponen en común los problemas y sus reivindicaciones. Se ataca la burocratización formada a lo largo de los treinta años de planificación con la supresión de la mayoría de los ministerios industriales en 1957, favoreciendo la descentralización y una mejor coordinación y especialización de las empresas.
El sexto plan, aplicable al periodo entre 1956 y 1960, concedía prioridad a la industria pesada. Preveía un aumento del 70% en la metalurgia y un 60% en las industrias de producción de bienes de consumo. La producción de carbón y acero debía aumentar en un 150% y la del petróleo y la energía eléctrica en un 100%, además de la carne, leche y patatas. El salario real debía aumentar en un 35% y la productividad de la industria debía elevarse un 50%. Este plan nunca llegó a realizarse, pero hay que tener en cuenta que por primera vez se prestaba una especial atención a la investigación científica y la automoción. El Sovnarkom (comité estatal de productividad), bajo la tutela del Gosplán, fue el órgano encargado de coordinar y armonizar la planificación entre las repúblicas y las distintas regiones.
Fuente: Construcción de un dique en la planta hidroeléctrica de Bratsk en 1958 |
Con el abandono del sexto plan quinquenal en 1957 y la flexibilización general de los métodos de planificación, los planes quinquenales se sustituyeron por un plan septenal desarrollado entre 1959 y 1965. El nuevo plan preveía un menor control sobre las empresas, aunque seguía fundándose en los mismos principios que sus predecesores. Estimaba un ritmo de crecimiento más lento, pasando del 10% al 7%, propio de una economía en expansión pero en una etapa ya desarrollada. Se prestó más importancia al progreso de la industria química, los ferroviales, la producción de cemento y la extracción de gas, petróleo y metales no ferrosos. Con el objetivo de poner fin a la escasez crónica de mano de obra se trata de elevar la productividad, que aumenta un 8% solo en 1959 con la incorporación de los llamados grupos inútiles al mercado laboral. Las regiones más orientales son las principales beneficiarias de estas medidas, duplicándose las inversiones en regiones como Siberia o Kazajstan. La apertura de nuevos y poderosos ejes industriales como Kustanaisk, Pavlodar-Ekibastuz, Bratsk-Taichet o Atchinsk-Kranoiarsk sólo son la confirmación de la deslocalización industrial iniciada años atrás. Así, en 1965 la mitad del carbón, acero, cemento y energía eléctrica proceden del este soviético.
La industria siguió creciendo a ritmos elevados pero su crecimiento fue menor desde 1960 y nunca volvió a alcanzar las anteriores tasas, por encima del 10% anual. En 1964 su crecimiento se cifra en un 7,01% mientras que Europa occidental crece en este apartado a un 4-5%.
La agricultura, que había conseguido avanzar un 50% entre 1953 y 1958, siguió siendo el principal motivo de preocupación. Si bien algunos cultivos como el del algodón constituyen auténticos éxitos, otros sectores tradicionales como el cerealista o la ganadería sólo han conseguido resultados mediocres. La productividad siguió siendo muy baja en un sector que empleaba al 38% de la población y estaba totalmente mecanizada. Mientras, la erosión, el clima desfavorable o la falta de agua impidieron el avance del terreno dedicado a esta labor. El intento de aumentar la producción mediante la expansión de la superficie destinada al cultivo se muestra en la mayoría de los casos inútil. En cambio, los proyectos de irrigación y otras obras hidráulicas sí alcanzaron buenos resultados tras el aumento de las inversiones en un 50% entre 1963 y 1965.
Buen resumen con datos cortos y claros. Impresionante incremento de la productividad en aquellos años.
ResponderEliminar¡Qué claro está explicado todo! Has conseguido que entender una etapa tan complicada esté al alcance de todos.
ResponderEliminarAdemás, me ha resultado muy interesante el detalle que apuntas de que en esta época se "atacó a la burocratización" de los años stalinistas. La 'nomenklatura' o burocracia soviética es un tema que me ha fascinado y sobre el que he empezado a documentarme desde que abrimos este blog. Echadle un ojo, yo no he podido parar de leer sobre el tema.
No conocía de la importancia de este período. Como bien expones: "La jornada de trabajo se reduce y normaliza a 7 horas diarias, se elevan en un 33% los salarios más bajos, se acelera la construcción de viviendas y redes de centros escolares, además de reorganizarse el sistema de pensiones."
ResponderEliminarComo de costumbre, claridad y orden. Genial compañero.